21 December 2021  /  María Arévalo

Nos encontramos en la época del año con mayor carga emocional. Generalmente, la NAVIDAD se asocia con aspectos positivos como ilusión, alegría, regalos, magia, decoración, reencuentros, compartir con la gente que queremos, etc. Pero ¿Qué pasa cuando lo que se siente es todo lo contrario? Tristeza, añoranza, falta de ilusión, etc. En esos momentos, la navidad deja de ser atractiva, e incluso se desea que esas fiestas no existan o que pasen lo más rápido posible (todos hemos escuchado el típico comentario “ojalá me despertara mañana y fuera 7 de Enero”).

NO FUERCES LO QUE NO SIENTES

Hay que tener en cuenta que la Navidad no tiene que ser una época de felicidad para todo el mundo. Cada persona va a tener emociones y sensaciones distintas, según:

  • Los acontecimientos más recientes que hayan ocurrido en su vida 
  • Los recuerdos que tengan de su Navidad durante la infancia.

¡OJO! El problema es cuando las personas se obligan a sentirse bien, ya que si forzamos un sentimiento que no tenemos nos vamos a sentir el doble de mal.

No hay una forma correcta o incorrecta de vivir la Navidad, lo que hay son circunstancias que van a condicionar la forma en la que vamos a vivir esa época del año.

  • La Navidad y el cambio de año generan muchas emociones y, a veces, contradictorias. Se siente desde alegría e ilusión hasta tristeza y añoranza.
  • Todas esas emociones intensas tienen lugar en un periodo de tan solo 2 semanas, encontrándonos en una montaña rusa constantemente, lo que puede dificultar la gestión de dichas emociones.

 

¿PORQUÉ LLEGA A NO GUSTAR LA NAVIDAD?

Son varias las razones que pueden llevar a que la Navidad NO resulte atractiva:

  1. La soledad o el duelo suelen ser las razones más frecuentes. Estar atravesando un duelo (pérdida de un ser querido, pérdida de trabajo, separación, etc.) hace que las navidades se vivan de forma negativa.
  2. Como consecuencia de la época estacional. Las pocas horas de sol y frío (días más cortos) influyen negativamente en algunas personas, afectando a su estado de ánimo.
  3. La falta de sueño y el estrés también afecta al ánimo. El estrés que conlleva organizar las fiestas, la compra de regalos, el cumplir con muchos compromisos, las continuas reuniones sociales, etc., son aspectos que pueden alterar la rutina habitual de sueño dando lugar a que el cansancio se acumule y nos encontremos más sensibles (tristeza, enfado, ansiedad, etc.)
  4. Expectativas: querer tener unas Navidades idílicas como las que nos vende la tele, las redes sociales, etc., cuando las circunstancias o los sentimientos no nos lo permiten, es un error que terminará incrementando el malestar y la sensación de frustración.

EMOCIONES QUE PUEDE DESPERTAR LA NAVIDAD

  • ILUSIÓN

Es la palabra que mejor define la cara de los niños en esta época del año cuando ven una imagen de Papá Noël o de los Reyes Magos, cuando montan el árbol de navidad, cuando pasean por las calles iluminadas, cuando escriben la carta a los Reyes, cuando abren los regalos, etc.

Los niños nos contagian de ilusión.

Los adultos también sienten ilusión al reunirse y compartir con seres queridos. Son fechas que invitan a reencontrarse con personas que viven lejos y durante el año se hace difícil verlos.

  • AÑORANZA

Ver a los niños ilusionados nos hace (1) añorar aquellos años de la infancia en los que se disfrutaba como ellos. También es una época en la que (2) se recuerdan y se comparten escenas y costumbres en las que estaban presentes personas que a día de hoy no están con nosotros y las echamos de menos, y aunque no nos olvidamos de ellas, en Navidad las recordamos aún más.

  • TRISTEZA

La tristeza la experimentamos cuando perdemos algo. Por eso no es raro que este sentimiento aparezca en Navidad, de hecho, nos damos cuenta conforme vamos creciendo, ya que las circunstancias cambian, hay personas que faltan, algunas costumbres se van perdiendo, etc. 

  • ESPERANZA

El final del año suele ser un momento idóneo para hacer balance de todo lo vivido y comenzar a fijar nuevos proyectos, objetivos y metas para empezar con ilusión.

  • CULPA

Las celebraciones navideñas llevan a cometer excesos: comida, alcohol, se trasnocha, se gasta mucho dinero, etc. Cuando se toma conciencia de todo eso aparece el sentimiento de culpa y eso puede ayudar a replantearse los objetivos y a que nos pongamos las pilas más rápido que quizás en otros momentos del año.

  • VERGÜENZA

Algunas personas se preguntarán cómo la Navidad puede despertar sentimiento de vergüenza, y en el fondo no es nada extraño, sobre todo, en estos dos últimos años si nos paramos a pensar en las secuelas económicas que la pandemia ocasionó y que a día de hoy continúan existiendo. Hay personas que por su situación económica no pueden tener detalles con las personas que quieren o no pueden acudir a tantas reuniones sociales como les gustaría. 

¿QUÉ HACER ENTONCES? ¿CÓMO ABORDAR LA NAVIDAD SI NO NOS ENCONTRAMOS BIEN?

  1. Lo primero es detectar lo que estás sintiendo, permitirte sentirlo y reflexionar sobre qué es lo que hace que te sientas así. Si te sientes alegre, triste, etc. Busca el ¿Por qué? No huyas de lo que sientes.
  2. No presionarnos con la idea de que durante la Navidad todo el mundo debe estar feliz. Lo importante es como te sientes TU y si estas Navidades no estás tan feliz como te gustaría NO PASA NADA, es una fecha más, que en esta ocasión te ha pillado torcido. Hay que ACEPTAR la realidad y no intentar cambiarla.

Intentar sentir lo que no sientes, te hará sentir peor de lo que ya estás y terminarás agotándote. ¡RECUERDA! ESTÁS GASTANDO UNA ENERGÍA QUE NO TIENES POR EL ESTADO EMOCIONAL EN EL QUE TE ENCUENTRAS. TÚ VERÁS.

  1. Si no te encuentras bien, es mejor que lo expreses y lo compartas con tu entorno más cercano para no verte obligado a ir a contracorriente.
  2. Otra forma de gestionar la tristeza es centrarte en los que SI están contigo en esos momentos y recordando a los que no están.
  3. No te generes compromisos. Queda con quien realmente te apetezca y no con quien deberías quedar. Regala a quien realmente te apetezca y no a quien deberías regalar. Felicita a quien realmente te apetezca y no a quien deberías felicitar.

La Navidad es una época de compromisos, esos compromisos generan estrés por lo tanto una forma de liberar tensión es despojarse de todos esos compromisos que afectan a tu estado de ánimo.