Viajamos al recuerdo de Espiel con Pepe Ortiz y Manuel Ángel Barbero
El pasado 21 de Septiembre se inauguro, en la biblioteca de Espiel, la exposición: Espiel 1940/1970, Oficios Perdidos. Podemos disfrutar, de esta gran viaje al pasado, hasta el 3 de Octubre en la biblioteca de nuestro municipio.
Un viaje al recuerdo de los que construyeron un futuro para nosotros. Un viaje de añoranza y de saber, aunque ya no estén, han formado parte del pueblo de Espiel. Por eso no podemos permitir que sea un simple recuerdo.
Abuelo cuéntame, otra vez ese cuento tan bonito, todo lo que os esforzasteis para conseguir lo que hoy podemos disfrutar nosotros. Fueron tiempos duros, quizás no fueron fáciles pero os tenemos que agradecer, siempre, el camino que habéis arado para llegar a donde hemos llegado.
Abuelo, hable de ti, de los antepasados, de cómo os divertías y de lo duro que fue dejar tu tierra para buscar un futuro mejor. Cuéntame la historia de tu primer amor.
De niños no le damos importancia, no queremos «que los mayores nos coman la cabeza con sus batallitas»… Sin embargo, el tiempo pasa, los abuelos dejan de ser eternos y es cuando prefieres crecer sin hacerte grande. Porque cuando somos grandes y queremos volver la vista atrás, algo siempre nos falta.
Ellos son así, a veces trovadores, otras veces locos… Llevan tatuado en la ropa disfraces de buenos y malos, dan sus mejores conciertos sentados en un banco. No hay saludo más verdadero, que sus manos encalladas, ni contrato más sincero que el de su propia palabra. Ellos son así, compañeros de vida de los que van quedando pocos.
Abuelo, ojalá hubiera podido parar el tiempo. Ojalá hubiera escuchado más atenta la historia de vuestra vida. Es historia que me recuerda de dónde vengo y sobre todo quién soy… Creo que soy una de las pocas afortunadas que puede presumir de saber qué fueron y qué hicieron mis abuelos. He pasado horas sentada en su regazo escuchando sus chascarrillos, sus momentos de guerra, de pobreza y de eterna felicidad. Ojalá, y lo digo de verdad, hubierais sido eternos en la tierra y polvo solo en el cielo. Ojalá hubiera aprendido a valor más esos ratos que hoy se echan tanto de menos. Quizás pensamos que duraran toda la vida, que nunca formaran parte de nuestro recuerdo y quizás por este motivo, no nos paramos a escucharlos más. Pero nadie, por desgracia, viviremos para siempre aunque permanezcamos vivos en los recuerdos.
Los recuerdos son los que no se pueden dejar morir. Por ello y gracias a Manuel Ángel Barbero y Pepe Ortiz, creadores de la exposición Espiel 1940/1970, Oficios Perdidos, siempre estarán ahí.
Con su eterna juventud, con sus sonrisas de medio lado. La más bella de las danzas era su cojera al caminar y sus canas, recuerdos de sus bodas de plata. ¿Cuántos te quiero me habré guardado? Aún sabiendo que, en una arruga de tu abrigo, me sentía protegida.
Hoy me van a permitir, vamos digo yo que me lo vais a permitir, gritar al cielo, aquello que fui incapaz de decir en vida porque… Ahora, imagino que engordaron para que el alma le entrase. Imagino las bolitas de anís salir, como por arte de magia, de su bolsillo. Déjenme que sea las manos que los arropen y que les regale estás pequeñas palabras para gritar al cielo ¡Que orgullosa estoy de ellos!