1 October 2024  /  María Arévalo

Hoy os voy a pedir que penséis en esa persona con la que podéis hablar  abiertamente porque os sentís escuchados y entendidos. Esa persona que, en  momentos difíciles de vuestra vida, aparece en vuestra mente porque su voz, su  presencia o sus palabras os calma. Esas personas se convierten en un refugio  porque tienen la capacidad de transmitir paz y calma en momentos de tormenta  emocional. ¿Porqué? Porque saben escuchar y acompañar

Hoy nos vamos a centrar en la importancia de sentirnos escuchados. 

Quiero que sigáis pensando en esa persona especial que os escucha  siempre que lo necesitáis. Ahora os hago una pregunta: ¿Creéis que esa persona  es escuchada por ti o por cualquier otra persona de la misma forma en la que  ella lo hace contigo? 

Hago esta pregunta para que reflexionemos acerca de la importancia de  sentirnos escuchados y la necesidad de entrenar esta habilidad. 

Beneficios de sentirse escuchado 

Cuando una persona se siente escuchada: 

Se siente segura. 

Se siente comprendida. 

Siente que sus opiniones, pensamientos y sentimientos son validados y  tenidos en cuenta. 

Ayuda a canalizar emociones fuertes, permitiendo que la emoción baje su intensidad y la persona pueda manejarla con mayor facilidad. No se siente sola. 

Siente que tiene alguien que va a luchar con ella. 

Se siente querida. 

Facilita la conexión con la otra persona. 

La terapia es un contexto que promueve la escucha, siendo este uno de  los elementos que aumenta la efectividad de la terapia psicológica. 

  1. Cuando una persona acude a terapia y se siente escuchada y entendida se  genera un vínculo entre paciente y terapeuta basado en la confianza, que 

hace que el paciente se sienta cómodo al hablar de sus pensamientos y  sentimientos más profundos, que puede que no los haya compartido con  nadie hasta el momento. 

  1. El paciente encuentra un espacio en el que se siente escuchado sin  interrupciones, sin juicios, sin opiniones externas, un espacio en el que se  le orienta teniendo en cuenta su historia pasada, sus circunstancias  presentes, su personalidad, y no en base a frases del tipo “lo que tienes que  hacer es…” “yo haría…” 
  2. Cuando el paciente expone cómo se siente se genera un feedback entre lo  que expresa el paciente y las preguntas y aportaciones del terapeuta  permitiendo que el paciente se analice y se conozca mejor

La escucha no solo tiene un impacto beneficioso en el paciente, sino  también en el terapeuta, porque como hemos dicho, cuando una persona se  siente escuchada se abre lo que permite al terapeuta “adentrarse” en  el paciente y conocerlo mejor (su forma de pensar, de sentir, de reaccionar, de  interactuar). Esto, a su vez, permite al profesional concretar lo máximo posible  los objetivos terapéuticos y el abordaje de los mismos. 

Esto que ocurre en consulta se puede extrapolar a la vida diaria, a  nuestros vínculos, ya que cuanto más escuchas, más y mejor conoces a la  persona, lo que favorecerá la conexión entre vosotros. Cuando hay conexión  entre dos personas (terapeuta-paciente; amigos; padres-hijos; hermanos;  abuelos-nietos; pareja, etc.) se genera un vínculo fuerte de confianza que lleva 

a ambos miembros a sentirse apoyados y acompañados eliminando el  sentimiento de soledad al sentirse importante para alguien. 

Vuelvo a pedir que penséis en esa persona del principio que os escucha  y os aporta seguridad, y quiero que penséis en si le devolvéis lo mismo a esa  persona y si se siente escuchada por vosotros. Si es así es buena señal, porque  estamos trabajando la escucha activa y la reciprocidad (incluso podéis  preguntarle directamente a esa persona para aseguraros de que vuestra  percepción es acertada). En caso contrario, os animo a que empecéis a trabajar  esta habilidad porque no podemos olvidar que a todos nos gusta sentirnos  importantes para alguien, y al igual que vosotros estáis experimentando esa  sensación esa persona también se merece sentirla. Así que manos a la obra.

Os damos algunas pautas para practicar la escucha activa. 

Presta atención a lo que la persona te está transmitiendo tanto de forma  verbal como no verbal (expresión facial, postura corporal, miradas). Promueve la descarga emocional. Dale un tiempo para que la persona  exprese todo lo que necesite sin sentirse interrumpida, cuestionada o  juzgada. De esta forma estamos ayudando a que la intensidad de la emoción  baje y sea más fácil de gestionar para la persona. 

Muestra interés por lo que la persona te está diciendo. Ej. Intenta  escuchar y no realices otra actividad al mismo tiempo (Televisión, redes  sociales, leer algo, etc.). Mira a la persona mientras habla, hazle preguntas  para profundizar en lo que te está diciendo y tener más datos, asiente con la  cabeza. 

Valida sus sentimientos. Evita comentarios “otra vez igual”, “otra vez con el  mismo tema” “estás obsesionada” “siempre dándole vueltas a lo mismo” Una vez que la persona termine, no des tu opinión ni des consejos (salvo  que la persona te lo pida). No eres un juez que valora la conducta, eres una  persona de confianza a la que le están transmitiendo un dolor o algo  importante, por lo que es mejor acompañar, escuchar y apoyar. Ante cualquier aportación que vayas a realizar deja al margen tus  circunstancias personales, tus experiencias, tus proyecciones (cómo te  sentirías tu o qué harías tu si estuvieras en su lugar), y básate en la forma de  ser de esa persona y en sus circunstancias. 

«Hablar es una necesidad, escuchar es un arte» 

(Johan W. Von Goethe) 

«Nada es tan fácil, ni tan útil como escuchar mucho» 

(Juan Luis Vives)