15 April 2024  /  María Arévalo

Seguro que si nos hacen la pregunta de si queremos ser felices, la respuesta  sería un SI rotundo, pero también es cierto que el concepto de felicidad y la  forma de conseguirla sería diferente en cada persona (lo que hace feliz a unos  no tiene por qué hacer feliz a otros), o incluso en la misma persona (el concepto  de felicidad) puede variar a lo largo del tiempo según la edad y las circunstancias  vividas. 

Cuando hablamos de felicidad lo que nos viene a la mente es conseguir objetivos  a largo plazo como crecer profesionalmente, encontrar una pareja estable,  formar una familia, tener más momentos buenos que malos, estar satisfecho con  la vida, etc., y a veces nos damos cuenta de que nos pasamos la vida luchando  por conseguir esas cosas, a veces se consiguen y aun así la felicidad no llega; y  en otras nos pasamos años luchando por ello, y nos damos cuenta de que el  tiempo pasa y la felicidad tampoco llega. 

Hay personas que no alcanzan la felicidad porque la tienen sobrevalorada al  pensar que desde que te levantas hasta que te acuestas tienes que estar feliz, y  si no vives con ese estado de felicidad continua significa que no eres feliz. Con  ese planteamiento lo más probable es que te frustres. En consulta las personas  me dicen que la vida son más momentos malos que buenos. Les intento hacer  ver que en la vida todos tenemos una guerra que lidiar, y dentro de esa guerra vamos encontrando momentos de felicidad.  

Hay un psicólogo ruso llamado Mikhail Litvak que comenta que la clave para ser  feliz es tener una imagen positiva de uno mismo y del entorno. Estableció 22  reglas, pero yo voy a comentar las que veo más importantes, y lo curioso es que  todas están dentro de uno mismo: 

  1. No persigas ni te obsesiones con la felicidad 

Todos hemos escuchado la frase de “cuanto más buscas algo, menos lo  encuentras”. Pues bien, con la felicidad ocurre lo mismo. La felicidad no se  persigue, sino que se construye, y para construirla hay que tener claro que la  felicidad no la vamos a encontrar en otra persona o en cosas materiales, sino  que está dentro de nosotros.

Para eso es importante poner el foco en ti, en conectar contigo mismo, con lo  que sientes, con lo que quieres, con tus carencias, tus miedos, con tus objetivos,  tus proyectos, etc., y comenzar a trabajarte. 

  1. Valora lo que eres. 

Si te gusta como eres, estás seguro de ti mismo y te consideras una persona  digna no vas a necesitar que otras personas te valoren o tengan una imagen  positiva de ti. Dicho de otra forma, no vas a tener miedo de lo que los demás  puedan pensar de ti. 

Nadie puede ser feliz si no se acepta a sí mismo. Sería como convivir  continuamente con una persona a la que rechazas (rechazo a uno mismono  puedes alejarte de ti). 

  1. Si realmente deseas algo en tu vida, no esperes la aprobación de los  demás para hacerlo.  

Ser feliz es tener claro los proyectos que quiero conseguir en mi vida y tomar mis  propias decisiones, sin miedo a lo que puedan pensar los demás o miedo a  equivocarme. Piensa que esperar a que los demás te den su aprobación es como  pedir permiso. 

  1. Sé una persona madura.  

Según refiere Litvak, las personas maduras tienen conocimiento y saben cómo  utilizarlo. En cambio, las personas inmaduras tienen el conocimiento, pero no  saben qué hacer con él, por eso las personas inmaduras están más  pendientes del otro que de sí mismas, critican a los demás, hablan de otros  cuando tiene muchas cosas que mejorar, son incongruentes en lo que dicen y lo  que hacen, y suelen tomar decisiones erróneas y poco coherentes. 

  1. Organízate 

En la vida tiene que haber orden: 

A nivel físico: en nuestros espacios (en el día a día): casa, trabajo. – A nivel mental: hay que tener proyectos que te permitan crecer como  persona.

A nivel emocional: hay que mantener en orden los pensamientos y los  sentimientos para auto conocernos y conseguir la estabilidad. 6. No puedes complacer a todos.  

Cuando estás durante mucho tiempo complaciendo a los demás terminas  sintiéndote incómodo, solo, agotado emocionalmente y desconectado de ti  mismo y perdido sin saber lo que realmente quieres o sientes. 

  1. No permitas el chantaje emocional.  

Si alguien te hizo un favor o te tendió la mano en un momento determinado y lo  utiliza para hacerte sentir culpable o para obtener algo a cambio, paga por el  servicio prestado y aléjate de esa persona. 

  1. Permítete la tristeza 

Estar triste es una reacción normal y sana a determinadas situaciones. En lugar  de reprimirla siéntela y escúchala porque te va a ayudar a encontrar respuestas  y a darte cuenta de qué cosas te están impidiendo avanzar. 

  1. Hablar con amigos y personas que aprecias es agradable y divertido

pero también puede ser útil hablar con personas diferentes a ti, ya que pueden  enriquecerte y eso significa estar abierto a nuevas experiencias. 

10.Establece metas realistas. 

Soñar y luchar por lo que se quiere es bueno, pero hay que hacerlo de forma  realista. Para ello hay que saber renunciar a aquello que no es viable o que ha  llegado a su fin. 

Ej. Un negocio que tiene más pérdidas que beneficios. 

11.No te metas en la vida de los demás.  

Cada persona actúa de determinada manera razones que, por lo general,  desconocemos. Por eso es importante no opinar ni juzgar. 

12.Gestiona con inteligencia las críticas ajenas.  

Si conoces el porqué de tu conducta, lo que piensen los demás no te va a afectar.  También es cierto que asumir con humildad los errores cometidos es lo más  valioso de una persona.

13.Solo hay un motivo que justifica que abandones tu trabajo o pongas fin  a tus relaciones, y es cuando ese trabajo o ese vínculo te impida crecer  profesional o personalmente. 

Permanecer en vínculos o entornos que te detienen no vale la pena. 

14.Enfrentarte a tus miedos y a lo desconocido te hace crecer. 15.Las rupturas marcan comienzos. 

Sobre todo, las afectivas. Las reglas de Litvak señalan que todo final también es  un comienzo. Saber gestionar las pérdidas te ayuda a crecer. 

Es importante trabajarse el miedo a la soledad para crecer como persona. 

16.La felicidad aumenta cuando la compartes y haces feliz a los demás. No se trata de complacerlos, sino de ser generoso y ayudar a que otros alcancen  mayor bienestar, hacerlos sentir bien, que te preocupas por ellos, que te interesa  lo que les ocurra o lo que te cuenten, ser detallista, agradecido, etc. 17.Aprende a vivir por ti mismo sin la necesidad de demostrarle a nadie tu  valor.  

Habrá gente que te acepte y gente que no. Lo único importante es que te aceptes  a ti mismo sin hacer daño a los demás.