24 January 2024  /  María Arévalo

En los últimos años, la Salud Mental ha cobrado fuerza, ya que cada vez  son más las personas que se comprometen con su salud mental, leen artículos,  escuchan podcast, buscan ayuda profesional, y sinceramente es un gran  avance. 

Dentro de la Salud Mental se hace mucho hincapié en el crecimiento  personal. De un tiempo aquí se le ha dado mucha importancia a la motivación,  ya que se considera necesaria para conseguir lo que uno quiere. Solemos  escuchar con frecuencia comentarios de tipo “ahora está muy motivado”, “no está  motivado”, “busca cosas que te motiven”, etc. 

Esta claro que en la vida hay etapas en las que se está bien y etapas en  las que sientes que no tienes las mismas ganas de hacer las cosas que antes,  pero ¿Dejas de hacer las cosas?. Seguramente no.  

La motivación es un estado interno que activa, dirige y mantiene nuestra  conducta para conseguir algo (es un impulso). 

La motivación pasa por distintas fases e intervienen 3 hormonas

  1. La persona piensa que se va a sentir bien (o dejará de sentirse mal) si  consigue una meta. En esta fase se genera dopamina, que es la hormona  de la felicidad y nos hace anticipar el placer. Nos imaginamos como nos  sentiremos cuando consigamos el objetivo. Está relacionada con la  concentración y la atención. 
  2. Se pone en marcha para conseguirla. Aquí se genera adrenalina, que  es la hormona de la acción, la que hace que nos pongamos en marcha. 3. Disfruta el resultado. Aquí se genera serotonina, que es la hormona de  la relajación y satisfacción, y nos permite disfrutar del resultado. 

Ej. Muchas personas están deseando ser mayores de edad para sacarse el  carnet de conducir y tener independencia. Aquí hay una motivación donde:  

  1. La persona piensa en sacarse el carnet y se ilusiona, piensa que se va a  sentir bien.
  2. Espera tener 18 años y se pone en marcha para sacarse el carnet: se  informa en la autoescuela, elige la que más le convence, se apunta, hace  test, se examina del teórico, aprueba, empieza las clases prácticas, se  examina y aprueba. 
  3. Disfruta el resultado, de poner la “L” en su coche, está deseando que sus  padres le dejen el coche para practicar, etc. 

Cuando hablamos de motivación hay que tener en cuenta que existen  muchas diferencias individuales, porque lo que motiva a cada persona puede  ser totalmente distinto. Ante el ejemplo del carnet he dicho que “muchas  personas están deseando cumplir 18 años para sacarse el carnet”, pero también  hay muchas personas para las que sacarse el carnet no es nada motivador, de  hecho, lo evitan porque les genera miedo. 

Lo que sí hay que tener claro es que la motivación es dinámica, y está en  continuo cambio, por eso, como he dicho antes, hay días en los que no tenemos  muchas ganas de hacer las cosas, pero las hacemos. Por ejemplo, imaginaos  una mamá y un papá que tienen un bebé, y los dos están malos con fiebre.  Posiblemente las ganas que tengan los dos de levantarse, llevarlo a la guardería,  irse a trabajar, preparar comida, etc., en definitiva, cumplir con sus  responsabilidades, no sean muchas, pero en ningún momento se plantean si  tienen ganas o no de cuidar al bebé. En este caso, no hablamos de motivación,  sino de compromiso

Es importante diferenciar la motivación del compromiso.

MOTIVACIÓN “Cerillas”  COMPROMISO “Leña”

 

1. Es un impulso en un momento  determinado. 

2. Está relacionada con la voluntad y el  interés. 

3. Es necesaria, pero no suficiente

4. Esperamos obtener algo a cambio de  nuestro esfuerzo. 

5. Es bueno a corto plazo.

1. Es constante, se mantiene en el tiempo. 2. Está ligado a tus valores. 

3. Conlleva implicación, dar lo mejor de sí  mismo. 

4. No esperamos recibir nada a cambio. 5. Es bueno a largo plazo.

 

“El compromiso es un acto, no una palabra” (Jean-Paul Sartre). 

“Un compromiso sin actuación tiene el mismo valor que una bicicleta sin  ruedas, no lleva a ninguna parte”. (Autor desconocido) 

En el compromiso, y no en la motivación, está la clave del éxito. El  compromiso es lo que hace que sigas cuidando a tu hijo, aunque estés malo,  aunque se porte mal. También es lo que hace que sigas en el trabajo, aunque  tengas días complicados o en tu negocio tengas meses malos. 

Si solo nos movemos por motivación lo más probable es que  abandonemos lo que nos propongamos, porque la motivación depende de  nuestro estado emocional, y puede verse afectada por muchas cosas como por  ejemplo que estés mal@, que se te presente algún imprevisto, que esté lloviendo  y no te gusten esos días, etc. La motivación se tambalea rápido. 

Quiero hacer hincapié en esto, porque hay problemáticas de Salud Mental  como es el caso de la depresión o la ansiedad en las que no podemos esperar  a que nos vengan las ganas de hacer cosas. Para avanzar es necesario el  compromiso, no la motivación. Si esperamos que una persona con depresión, o  con síntomas de ansiedad fuertes, o en proceso de duelo, o con cualquier  problemática, tenga ganas de levantarse, desayunar, vestirse y salir a la calle va  a ser difícil, pero si es importante que se genere un compromiso consigo mismo  para poder evolucionar. 

Ej. Imaginaos una persona con una vida desorganizada

– Pospone cualquier proyecto y lo deja todo para el final en lo referente al  trabajo (se acostumbra a trabajar con presión y con ansiedad). – No hay orden en sus espacios (habitación, armario, etc.) 

– Duerme mucho. 

– Hace muchos planes fuera de casa Evita estar en casa y asumir  responsabilidades. 

– El día que se encuentra mal física o emocionalmente se acuesta y cumple  con la obligación de ese día. 

– El día que se levanta motivad@ se come el mundo, pero si mañana no se  levanta motivada vuelve a centrarse en dormir y salir. 

– Limpio o cumplo con mis compromisos sociales cuando tengo ganas. 

Esta persona funciona según su nivel de motivación, lo cual es un error.  Lo que está claro es que es necesario un cambio, pero no es suficiente con que  la persona quiera hacer un cambio hay que traducirlo en pautas concretas como  son horarios, organización, no posponer, asumir responsabilidades, no buscar la  comodidad ni el camino fácil, sino responsabilizarse de su vida, y por lo tanto de  su estabilidad personal. Lo que está claro es que nuestra conducta indica  nuestro nivel de compromiso. 

Vosotros podéis analizar en qué ámbito tenéis un verdadero compromiso  y en cual actuáis por motivación. Aquellas áreas en las que no tengáis un  compromiso preguntaros cómo podéis comprometeros.