11 April 2023  /  María Arévalo

Algunos aspectos importantes sobre el dolor son:

  • Irremediablemente el dolor forma parte de nuestra vida. Lo cierto es que nadie puede escapar de las situaciones dolorosas a no ser que viva fuera de la realidad.
  • A pesar de que todo ser humano quiere evitar el dolor, aspecto lógico, éste tiene una función adaptativa porque nos informa/alarma de que algo no va bien. Si no le prestamos atención es cuando se convierte en un problema.
  • Desde pequeños estamos programados para buscar el placer y evitar el dolor, aunque en algunas ocasiones, somos capaces de renunciar al placer inmediato para obtener una recompensa a medio-largo plazo. Ej. La persona que decide no salir para estudiar para sus exámenes. Lo cierto es que esta realidad cuesta. (Más adelante hablaremos sobre un experimento que refleja muy bien esta idea).
  • Cuando pronunciamos la palabra “dolor” generalmente pensamos en un dolor físico, y pocas veces pensamos en el dolor psicológico o emocional.
  • Aceptar que el dolor nos acompaña y que somos vulnerables es lo que nos hace reconocer que somos humanos; y la forma de gestionar ese dolor depende de cada persona, de la educación recibida, de la cultura, etc.

Hoy vamos a centrarnos en el dolor emocional.

DOLOR EMOCIONAL

Cuando una persona siente dolor emocional, lo que quiere decir es que le duele el “alma”. Aquí encontramos dos tipos de dolor:

  • Dolor limpio
    • Es el INEVITABLE. Ej. Perder un trabajo, perder a un ser querido, tener que enfrentarnos a una enfermedad.
    • Se trata de emociones displacenteras que uno experimenta en algún momento de su vida.
    • Ej. La pena que se siente al perder a un ser querido; El miedo, la incertidumbre y las dudas cuando inicio un nuevo proyecto, tomo decisiones o asumo riesgos; También es el sentimiento de fracaso cuando no consigo aquello por lo que he luchado.
  • En definitiva, el dolor limpio es todo aquello que me hace sufrir pero que no puedo evitar.
  • A este dolor se le llama “limpio” porque nos conecta a la vida, es el precio que pagamos por estar vivos.
  • Dolor sucio (Dolor limpio + resistencia)
  • Este dolor es evitable
  • Pero no siempre estamos dispuestos a abrazar el dolor limpio, y cuando queremos evitarlo o huir de él aparece el dolor sucio.
  • Huir es “no querer pensar”, meterte en un ritmo frenético de actividad, no querer quedarte solo o no querer que llegue la noche porque tu mente comienza a pensar, etc. 
  • Cuando huimos de la tristeza, el miedo, la pena o la rabia estamos renunciando a sentir amor, alegría, felicidad, compasión. 
  • Cuando asumes que hay dolores que tienes que sentir y adoptas una actitud de aceptación, te liberas del dolor sucio y la intensidad del dolor baja.

-Ej. Si me despiden del trabajo es normal que sienta angustia por esa situación (dolor limpio), pero si inicio un diálogo interno de quejas, de “es injusto, por qué me ha tocado a mí, esto no debería estar pasando, esto es horrible, que no tiene solución, si no cobro no puedo pagar la casa, si no la pago me la quitan, si me la quitan donde duermo”, etc.

De manera que la persona se queda con:

La sensación física de vacío + el rechazo a la sensación + la frustración por no poder controlarla.

-Ej. Si una persona tiene ansiedad, y se enfada por experimentarla la está intensificando. Fijaos que, si la ansiedad se manifiesta con sensación de vacío en el estómago automáticamente la etiquetamos como desagradable Eso nos genera un deseo de eliminarla y por mucho que queramos y que tengamos prisa no se va a ir. 

 

No podemos lamentarnos por lo que sentimos. Pensad que a nadie le gusta sentirse mal, y si encima negamos nuestros sentimientos estamos generando resistencia a lo que es normal en ese momento. Ej. Separación y lamentarte por estar llorando.

COMO GESTIONARLO

Vamos a explicarlo con un experimento.

En la década de los 60 se realizó un experimento con niños de 4 años. Se les dejaba solos en una sala con una chuche encima de la mesa y se les decía que podían comerse la chuche cuando quisieran, pero si esperaban 20 minutos a que volviera el experimentador, en lugar de comerse una se comerían dos. Estaban los que se la comían cuando el experimentador salía por la puerta, los que esperaban 1 minuto, 2, 5, y los que completaban el tiempo. Este experimento se ha realizado en diferentes contextos, en diferentes países y culturas. En líneas generales, los resultados son más o menos los mismos, y es que 3 de cada 4 niños se come la chuche.

A los años, cuando eran adolescentes, estos niños fueron evaluados y se observó que:

  • Los que fueron capaces de retrasar la recompensa y “pasarlo mal” en un principio eran socialmente más competentes, afrontaban mejor las frustraciones de la vida, eran más responsables y seguían siendo capaces de retrasar la recompensa con la intención de perseguir sus objetivos. 

Sin embargo, los que se comieron la chuche antes de tiempo mostraban baja autoestima, eran más indecisos, manejaban peor el estrés, se mostraban más irritables, y seguían prefiriendo el placer inmediato.

  • Si este experimento se traslada al mundo emocional Se concluye que la persona que está dispuesta a abrazar el dolor en lugar de evitarlo, para que en un futuro duela menos, tiene un buen control de sus impulsos y, por lo tanto, una buena gestión emocional.
  • El control de los impulsos (autocontrol) y la buena gestión emocional no es una habilidad innata, sino que se puede aprender.

Premisas básicas:

    1. Entender que cada experiencia dolorosa necesita ser trabajada y eso requiere un proceso, el cual no va a durar dos días. Si aceptas el dolor emocional y reconoces que hay que tratarlo igual que el dolor físico estás dando el primer paso.
  • Estar preparado para sentir el dolor y no huir de él. Si huyes estás generando resistencia. Debes permitirte sufrir, ¡AHORA MISMO ES LO QUE TOCA!

Pasos:

  1. OBSERVAR: lo que se está sintiendo para DESENREDAR la madeja de emociones.
  2. No resistirse a lo inevitable, a lo que no podemos controlar.
  3. OBSERVAR si utilizas etiquetas que conllevan una carga extra. Ej: es horrible, no puedo más, es injusto, no debería de estar pasando, esto no tiene solución.

 

“El dolor emocional necesita ser vivido. No hay que esconderlo, ni intentar ocultarlo, no por eso dejará de existir. Merece la pena ponerse manos a la obra para poder reconocerlo y podernos permitir dejar aflorar nuestros sentimientos, llorar, gritar, patalear o acompañarlo de la manera que sintamos según la situación, pero hay que dejarlo ir para poder sentirnos mejor.”