2 July 2024  /  María Arévalo


Al igual que existen las parejas tóxicas también existen las familias  tóxicas, y hoy vamos a centrarnos en este tema. 

La familia 

La familia es el primer contexto en el que el niño se desenvuelve y juega  un papel importante en cómo éste se va a desarrollar y en cómo va a interactuar  con el mundo. 

Según las dinámicas de la familia se puede crecer en una familia funcional si sus patrones son adaptativos o en una familia disfuncional si sus patrones son  desadaptativos. 

¿Qué es una familia tóxica? 

Aquellas familias en las que hay patrones y vínculos que influyen de forma  negativa en la salud psicológica y emocional de sus miembros, y por lo tanto  impide que sus miembros se desarrollen de forma sana. 

Los niños no tienen un referente estable en el que apoyarse y crecen con  carencias afectivas. 

Características 

  • No existe buena comunicación a la hora de abordar temas importantes.  Generalmente se discute de temas irrelevantes, pero no se proporciona el  espacio adecuado para hablar de lo que afecta a cada uno. No hay vínculos  de apoyo, no hay nadie en quien apoyarte emocionalmente. 
  • Alto nivel de manipulación y chantaje: manipular consiste en utilizar al otro en nuestro propio beneficio, de manera que las necesidades del otro quedan en un segundo plano y no son cubiertas. Ej. Los padres que nunca  están conformes con lo que sus hijos hacen por ellos, minimizan los cuidados  que se les presta, se quejan continuamente de todo, valoran a otros (incluso  a sus hermanos) delante de sus hijos y a ellos los infravaloran (sin embargo,  de cara a la sociedad los valoran mucho), se victimizan, responsabilizan a  sus hijos de su malestar, de no ir a verlos, de no llamarlos, etc. Eso genera  un fuerte sentimiento de culpa e inseguridad.
  • En la familia se meten unos en la vida de otros sin pedir permiso, lo que  supone una falta de respeto. No hay límites. 
  • Estilo educativo demasiado rígido donde los padres imponen sus normas  y no hay negociación. Los hijos solo acatan. 
  • Sobreprotección: es tanto el nivel de cuidado y control que los hijos no se  desarrollan de forma autónoma, por lo que se hacen personas dependientes  que necesitan continuamente la aprobación de los demás. Esa dependencia  excesiva donde todo tiene que ser consultado es un patrón tóxico. Ej. Esto  se hace evidente en la edad adulta cuando la persona tiene pareja y en lugar  de tomar decisiones en conjunto con su pareja las sigue tomando con su  familia de origen. 

En otros casos se produce la situación contraria donde hay un abandono  temprano de los hijos, de manera que las necesidades no han sido atendidas  y genera un sentimiento de abandono y desamparo que se mantiene hasta  que la persona es adulta (pudiendo dar lugar a relaciones de dependencia en  la edad adulta). 

  • Cuando los hijos asumen el papel de padres. Ej. Porque los padres tengan problemas de adicciones o problemas mentales. 
  • Críticas y comparaciones continuas entre los miembros. Padres que proyectan sus frustraciones en sus hijos. Ej. Quiero que mi  hijo estudie lo que yo no pude, o que continúe con el negocio que yo he  construido. 

Consecuencias de crecer en una familia tóxica 

Problemas de ansiedad, depresión. En definitiva, una mala gestión emocional porque no me han enseñado a trabajarme cuando me sentía mal. Problemas de autoestima: las personas que crecen en familias tóxicas  pueden tener baja autoestima y sentirse inseguras lo que se verá reflejado  en su vida diaria (ej. Incapacidad de hacer cosas sola como ir a comprar,  averiguar papeles), a nivel laboral (no saber que quiero estudiar, no sentirse  capaz de desempeñar determinados puestos de trabajo), a nivel de vínculos (dificultad para relacionarse y si consigue relacionarse puede tener dificultad  para hacerlo de forma sana).

Sentimientos constantes de culpa: una persona que vive sometida a  continuas críticas, escuchando que nada de lo que hace es suficiente, en un  ambiente que no valida lo que siente, etc. es normal que no se sienta capaz  de aportarle algo bueno a alguien. 

Alta exigencia y autocrítica: como he crecido pensando que nunca es  suficiente nunca estoy conforme con lo que consigo porque siempre quiero  más. Lo que mi familia me exigía o me critica lo he interiorizado y ya no es  necesario que ellos me lo digan, sino que desarrollo un diálogo interno donde  soy yo el que me machaco. Ya no hace falta que ellos me digan que no valgo,  me lo digo yo mismo. 

Problemas de conducta: puede aparecer desorden en hábitos, conductas  autodestructivas, problemas de adicción, problemas de la conducta  alimentaria. 

¿Qué hacer? 

Para saber si tenemos una familia tóxica, lo primero que hay que hacer es  reflexionar acerca de cómo nos sentimos cuando pensamos en nuestra familia o  cuando nos preguntan por ella. Si nos sentimos apoyados, escuchados, si  cuando nos ocurre algo sabemos que podemos contar con ellos para hablarlo,  si nos gusta pasar tiempo con ellos… estaríamos ante una familia funcional. Si  por el contrario sentimos que no puedo recurrir a ella, que no le importa lo que le  cuento, cuando comento algo todo es una crítica, si noto que me generan problemas o que me quitan energía… entonces estamos ante una familia tóxica

“Si me alejo me siento mejor, pero aparece el sentimiento de culpa” 

“Mi hermana es una persona que me cae mal. Si no fuera mi hermana no  es una persona que yo elegiría tener en mi vida” 

Pueden ocurrir dos cosas: 

Partimos de la base de que convivir con una dinámica tóxica se forja  durante años. 

  1. La persona es consciente de que la dinámica de su familia es tóxica y  tiene que buscar herramientas para gestionarla. Quizás la primera herramienta sea pedir ayuda.
  2. La persona no es consciente de esa dinámica porque llega a normalizarla,  con lo cual no va a pedir ayuda. 

Hay dos formas de trabajar esta realidad, pero hay que tener en cuenta  que el principal objetivo es conseguir la estabilidad personal de la persona que pide ayuda: 

  1. En el mejor de los casos acudir a terapia familiar sería la mejor opción, pero no es la más frecuente. 
  2. En otros casos esa estabilidad se puede conseguir realizando algunos  cambios que resultan efectivos y se puede permanecer al lado de la  familia. Esos cambios consisten en: 

– Poner límites que ayuda a que los demás entiendan lo que está  permitido o no en la relación contigo. Ej. Puedes hacerle entender a  tus padres que no puedes estar 24 horas pegada a ellos porque tienes  que cumplir con tus responsabilidades laborales y familiares. 

– Aplicar la técnica de “la piedra gris” que consiste en mostrarte como  una piedra ignorando provocaciones, argumentos victimistas o  críticas. 

¿Cómo? 

– Reduce todo lo que puedas el contacto. Si llamas 3 veces al día reduce  a 1. Después a días alternos. Después cada 2 ó 3 días. 

– Vincúlate en momentos que sean estrictamente necesarios. 3. O bien, a veces la única solución es poner límites radicales y marcar  distancia. ¿Cuándo hay que hacer esto? Cuando a pesar de haber  puesto en práctica lo anterior la situación te provoca un malestar  desbordante que interfiere con tu funcionamiento y hay que aplicar el  contacto 0. 

Cuando hay dificultades para gestionar esa realidad es porque la  persona no acepta que tiene una familia tóxica. Es como en una  relación de maltrato: sé que permanecer al lado de esa persona implica  sufrir, pero soy incapaz de soltar. La dificultad para soltar puede explicarse  por los valores morales. 

Si te quedas con la segunda opción no puedes vivir en la queja continua  porque eso significa que no estás gestionando nada.

En segundo lugar, es muy importante la aceptación. Sin aceptación no hay  avance. Tienes que aceptar que esas personas (aunque sea tu familia) son como  son y que no van a cambiar porque no están buscando ayuda.