4 June 2024  /  María Arévalo

Vamos a centrarnos en una emoción que aparece con mucha frecuencia  en el proceso de duelo: la culpa

Todos sabemos que el duelo es el proceso psicológico al que nos  enfrentamos tras sufrir una pérdida. 

¿Por qué hablar de la culpa? Por que en mi experiencia percibo que, en  cualquier proceso de duelo, independientemente de cómo se produce el  fallecimiento, siempre aparece el sentimiento de culpa en los familiares más  directos. Siempre se sienten responsables de algo. 

La culpa es el sentimiento que aparece cuando se tiene la sensación de  haber fallado a la persona fallecida bien por haber hecho algo, o bien, por no  haber hecho (por ausencia). 

La culpa aparece en relación a un hecho del pasado y la persona sabe que  no lo puede cambiar. Esto se acompaña de ansiedad, tristeza e irritabilidad. La culpa puede estar ajustada o no a la realidad. Por eso puede ser real (ej.  Me siento culpable por no haberlo acompañado en sus últimos momentos) o  irreal (ej. Familiar que se siente culpable por haberlo llevado al hospital y  haberle dicho que cuando se ponga bueno se irían a casa y a los días falleció). 

A lo que siempre está ajustada es a los valores de la persona que la siente. Por eso cuando la persona se sienta culpable hay que acoger ese sentimiento  y escucharla. 

La culpa aparece después de la rabia. 

Tipos de culpa 

Exageración del amor: en este tipo de culpa la persona desea haber podido  evitar la muerte de la persona fallecida, pero no pudo. Se responsabiliza de  cosas que no están en su mano, cae en el error de creer que el amor que  siente hacia esa persona podía haber impedido lo que ocurrió. Es  importante entender que por mucho que quieras a esa persona, tu  capacidad para protegerla es limitada. Este pensamiento es muy fuerte en  padres que pierden a un hijo al ser un sentimiento universal el pensar que  podía haberlo protegido.

Otro tipo de culpa es el que experimentan los cuidadores principales 1) al  pensar si podían haber hecho algo más; 2) culpa por sentir alivio ante el  fallecimiento debido al desgaste físico y psicológico que requiere el cuidado  de alguien, o bien, 3) porque la persona deja de sufrir. La persona se siente  culpable porque piensa que es mala persona o que no quería lo suficiente a  la persona fallecida al sentir “alivio”. 4) El alivio también se puede sentir si la  persona fallecida era una persona conflictiva, que dificultaba la convivencia 

Esto suele ocurrir en los momentos iniciales, pero cuando pasa el tiempo  y se toma distancia de lo ocurrido, la persona lo razona y lo integra en su  historia personal se reduce el sentimiento de culpa. 

Sentimiento de culpa por tomar decisiones respecto a ponerle fin a la vida de esa persona. Los médicos aconsejan tomar decisiones como sedar a esa  persona para evitar sufrimiento y porque la persona no va a tener calidad de  vida. Finalmente son los familiares los que deciden.  

Asuntos pendientes: otro tipo de culpa viene al recordar las cosas negativas  que ha habido en la relación con esa persona y que no deberían de haber  existido, ej. Discusiones (“discutimos justo antes de que falleciera”), malas  formas, etc. En realidad, son aspectos que ocurren en el día a día, a los  cuales no se le da importancia hasta que se produce la pérdida, y en ese  momento se intensifica. 

También se tiene este sentimiento de culpa por lo que faltó: más cariño, decir  más veces “te quiero”, expresarle a esa persona lo importante que era para  ti, etc. 

No cumplir lo que los demás esperan de ti: puede aparecer culpa por ver  que tu entorno sufre por ti. Ellos esperan que mejores pronto, pero tu sientes  que el avance es lento, por lo que aparece el sentimiento de culpa. ¡OJO!  Hay que tener cuidado porque si la persona no se siente comprendida y  siente que se le están forzando sus tiempos puede que lleve a reprimir lo que  siente por miedo al rechazo. 

Otro momento en el que el sentimiento de culpa aflora es cuando al fallecer  la persona las emociones no son tan intensas como “deberían”. En  muchas ocasiones el dolor provoca un bloqueo emocional en el que no hay  expresividad (se inhibe cualquier respuesta). La persona puede llegar a 

sentirse culpable, sumado a que el entorno culpabiliza a las personas poco  expresivas en estas circunstancias. 

El último tipo de culpa es el que aparece cuando la persona empieza a  rehacer su vida: empieza a sentir mejoría, a salir con gente, al reírse o tener  momentos de alegría, pasar un día tranquilo en el que no ha habido  sufrimiento intenso, etc. Esto es interpretado como que se está olvidando de  esa persona o que la está traicionando. 

Funciones de la culpa 

Siempre hemos dicho que todas las emociones tienen una función y os  preguntaréis cuál es la función de la culpa en el duelo. 

El sentimiento de culpa es el hilo que nos mantiene conectados a la  persona fallecida. Mientras se piensa en lo ocurrido y en lo que se podía  haber hecho se está conectado con esa persona. 

Falso alivio. Ante un fallecimiento se necesitan respuestas de ¿Por qué ha  ocurrido? Parece incongruente pero mientras se piensa en lo que se podía  haber hecho se están buscando culpables y pensar que hay un culpable  significa que la muerte podría haberse evitado. Hay una sensación de control  falsa sobre lo ocurrido. 

Cómo gestionarlo 

  1. Ponerle nombre a la culpa: hay personas que hablan abiertamente de su  sentimiento, y otras no lo expresan por miedo a que realmente tengan algo  de responsabilidad en lo ocurrido. 
  2. Descarga emocional: hay que comentar aquello que te haga sentir culpable  y el entorno tiene que permitir que la persona hable sobre su sentimiento de  culpa, que exprese cómo le hubiera gustado actuar para ayudar a la persona  fallecida. Más adelante se le explica y desmontan sus creencias erróneas. 
  3. Analiza las consecuencias que la culpa tiene en ti. Por ejemplo, a nivel  cognitivo los pensamientos obsesivos acerca de lo ocurrido que te impiden  avanzar; a nivel emocional te sientes irritable, con amargura, sientes una  carga que no te deja avanzar, etc; a nivel conductual te puede llevar a  sobreproteger a tus seres queridos o a distanciarte de ellos. 
  4. ¿En qué te beneficia sentirte culpable? Si me siento culpable me siento  bien porque es una forma de acordarme de esa persona, de seguir  queriéndola, de serle leal, de no olvidarla, es una forma de pedirle perdón,  etc. 
  5. ¿Si tú hubieras sabido lo que iba a pasar hubieras hecho algo para  evitarlo? La respuesta es evidente. Con esto se pretende que la persona  entienda que no tenemos el poder de predecir el futuro, y que actuamos en  base a la información que tenemos en ese momento. Piensa ¿Cómo vas a  culpabilizarte de una situación en la que no tenías la información que tienes  ahora en el presente? 
  6. Piensa qué te diría tu ser querido. 
  7. Acepta donde están tus límites. Al principio es inevitable, pero es  importante razonar este aspecto. 
  8. Cuando se va aceptando la pérdida, y se entiende que seguir viviendo no  significa fallar a la persona fallecida es cuando se es consciente de que el  dolor no es la única forma de echar de menos a esa persona, y cuando se  empieza a avanzar en el proceso de recuperación. 
  9. El entorno debe evitar comentarios culpabilizadores del tipo: «A él no le  gustaría que sufrieras» o «Si no pasas página, no le dejarás descansar en  paz». Estos comentarios hacen que la persona se sienta culpable por estar  triste o no superar el dolor. 

10.Si ves que el sentimiento de culpa se enquista busca ayuda profesional.