¿Qué es la cronofobia?
¿Cronofobia?
Se trata de una fobia específica caracterizada por un miedo irracional al paso del tiempo.
No es lo mismo que la gerontofobia que es el miedo irracional a envejecer.
– Se encuadra dentro de los problemas de ansiedad, ya que cualquier estímulo que haga referencia al paso del tiempo desencadena síntomas de ansiedad en la persona, tanto a nivel físico como cognitivo (pensamientos negativos e irracionales. Ej. “El tiempo pasa muy rápido y veo que no consigo lo que me planteo”; “Si el tiempo pasa empezaré a perder a mis abuelos, mis padres, etc.” (Miedo a la muerte propia o de seres queridos).
– El miedo hace que la persona desarrolle un estado ansioso con el que convive diariamente. Es una problemática que puede resultar incapacitante, ya que a diferencia de otras fobias como, por ejemplo: volar, la persona está continuamente expuesta al estímulo que genera el miedo.
– La ansiedad se intensifica en aquellos momentos en los que el paso del tiempo se hace más evidente. Ej. Un cumpleaños, entrada de un nuevo año, al ver una foto o un vídeo del pasado, al recordar momentos del pasado, también cuando alguien pronuncia frases del tipo “cómo pasa el tiempo”, “ya estamos en noviembre, ya mismo está la navidad aquí”
– Hay que tener en cuenta que a veces, la ansiedad aparece cuando no podemos tener las cosas bajo control, y precisamente las personas con cronofobia temen no poder controlar el paso de los días. Es como si el tiempo pasara demasiado deprisa y escapara a nuestro control.
– Este miedo también puede aparecer cuando tienes la sensación de que lo que has vivido hasta el momento no es satisfactorio, o no has alcanzado los objetivos o proyectos de vida que te hubieran gustado, según la etapa vital en la que te encuentras. Esto se hace evidente cuando percibes que las personas de tu entorno avanzan, pero tú no.
– Es cierto que, en las personas con cronofobia, no conseguir sus objetivos les conlleva a una gran sensación de fracaso y frustración, incrementando la
ansiedad al pensar que van a contracorriente (ej. No sacar la oposición y tener que esperar otro año para volver a presentarse).
– Tienen el foco en el futuro.
– Al igual que en todas las fobias, la persona es consciente de que su miedo es irracional y desproporcionado, pero aun así no puede evitar sentirse mal. Lo normal ante una fobia es evitar aquello que nos da miedo. Ej. Si tengo miedo a los perros evito pasar cerca de un perro o evito ir a casas donde haya perro. Si tengo miedo a los aviones evito viajar en avión y uso otros medios de transporte. En estos casos la evitación da “resultado”, el problema es cuando tenemos que convivir con el estímulo fóbico, y en este caso es el paso del tiempo. En este tipo de fobia, la persona:
➢ Intenta vivir deprisa
➢ Hace las cosas rápido y con angustia
➢ Se centra en conseguir metas, pero no las disfruta. Ej. Tengo que estar cerca de mis hijos mientras son pequeños; tengo que aprobar la oposición ahora que mis hijos son pequeños; tengo que sacarme la carrera en 4 años.
➢ A veces evitan situaciones agradables por no sentir miedo o tristeza de que se acaben. Ej. Una reunión familiar o con amigos.
➢ Cuando se dan cuenta de que no han hecho algo bien con algo o alguien, y ese tiempo no se puede recuperar, se sienten culpables.
Si este miedo no se trabaja, la persona seguirá actuando de manera errónea: evitando o intentando controlarlo todo, lo que termina afectando a su vida diaria (pudiendo aparecer problemas de sueño, de alimentación, verse afectada la atención y la concentración) y al entorno, provocando un estado de indefensión (vulnerabilidad, no sentirse capaz).
¿Quiénes son más propensos a padecer cronofobia?
– Las personas mayores: porque son más conscientes del paso del tiempo al hacer balance del tiempo vivido y el tiempo que les queda por vivir. – También se ha observado en personas privadas de libertad. – Personas que han sufrido algún evento traumático en el que su vida haya estado en peligro como un accidente, un atentado, un desastre natural, etc.
– Tener rasgos de personalidad ansiosa como: personas que necesitan controlarlo todo, que quieren abarcar muchas cosas, que se exigen mucho a sí mismas y con baja tolerancia a la frustración (no aceptan un “no” por respuesta).
¿Cómo trabajarlo?
Lo primero que tenemos que tener claro es que quizás detrás de ese miedo/ansiedad, está la necesidad de:
– Tener el control de lo que te sucede y de tu futuro.
– No sufrir: sentir que estás protegido y que no estás en peligro. En definitiva, no sentir dolor.
Para abordar esta problemática, lo primero que tenemos que tener en cuenta es que el tiempo es un concepto abstracto que no podemos controlar y mucho menos podemos anticiparnos al futuro. Y precisamente en la cronofobia hay un miedo a la pérdida. Ej. La madre que no quiere que sus hijos crezcan, la persona que no quiere que se acabe una cita con la persona que quiere, o una reunión familiar en la que están todos unidos, o unas vacaciones en familia.
Pregúntate: ¿Qué te da miedo a perder? y disfrútalo más todavía. Aprender a cambiar el foco: lo importante no es que el tiempo pase más o menos deprisa, lo importante es decidir lo que hacemos con el tiempo, y sobre todo disfrutar lo que hagamos en ese tiempo. En relación a lo anterior, hay personas que evitan encuentros por miedo a que se termine ese momento de felicidad. Esta forma de actuar acentúa la problemática. Aceptar lo que está en nuestra mano y lo que no: por mucho que te empeñes no puedes frenar el tiempo. Debes aprender a soltar aquello que intentas controlar, pero que no puedes controlar.
Cambiar las creencias negativas que tenemos sobre el paso del tiempo: “el tiempo que se perdió ya no regresa”; “solo en la juventud se consiguen grandes cosas”; asociar cumplir años con deterioro, debilidad, vulnerabilidad, Pregúntate: ¿Qué es lo peor que puede pasar?
La clave para superar la cronofobia es disfrutar de cada momento y eliminar la presión sobre el tiempo, porque al fin y al cabo lo que tenga que pasar pasará.
ALEJANDRO SCHUJMAN (PSICÓLOGO)
“Tengo 57 años. Pablo Picasso decía: «Lleva mucho tiempo llegar a ser joven». Tengo esa frase hecha remera, y me da mucho alivio pensarlo así.
Honestamente, me siento hoy mucho más joven que a mis 30.
Tengo mucho menos cabello (tenía una melena frondosa de adolescente, hoy un jopo misericordioso), un «look Tintín» que puebla la segunda mitad de mi cabeza, dando rastros de que allí algo hubo en otros tiempos.
Además, algunas marcas en el rostro que llegaron para quedarse, mis rodillas que se quejan cuando tocan el suelo.
Pero eso sí, la pasión y la utopía intactas.
No me obsesiona el paso del tiempo, por supuesto que me gustaría que falte mucho más de lo que falta para terminar esta historia de vivir.
Pero hoy sé un montón de cosas que hace 20 años no sabía. Hoy tengo la capacidad de elegir qué batallas librar (aunque a menudo se me confunda y olvide).
Hoy tengo claro que no quiero perder tiempo, como sí lo hacía cuando me sentía inmortal. No lo soy, no lo somos, y la vida es larga pero no tanto.
Tengo mucho por hacer, y pienso hacerlo, justamente porque el tiempo pasa y la muerte existe.
A mi criterio, lo triste no es que la muerte exista. Lo triste es no haber vivido de la manera deseada.
Y aquí, una vez más, elegimos.
Esta es una breve descripción de la manera negadora y «maníaca» de enfrentar el paso del tiempo.
Hace unos años tenía que dar una conferencia y mi saco se manchó en el camarín.
Tuve la mala idea de frotar un trapo sobre la mancha: tenía dos problemas entonces, la mancha y el remarcado del trapo con su suciedad.
La mancha eclipsó a la prenda. Opté por salir al escenario, mostrar lo sucedido y hacer humor con eso que formó parte del contenido de mi charla.
Creo que ocurre lo mismo cuando de manera intensa y casi obsesiva alguien lucha contra el paso del tiempo: solo se nota más aquello que quiere ocultar.
«Ni tan calvo ni con 7 pelucas», dicen en España.
Una manera de enfrentar el envejecimiento es tratando de disimularlo, como yo intenté con la mancha de mi saco. Y no es así como funciona.
Obsesionarse, borrar las huellas de los años sistemáticamente, vestirse con las ropas de nuestros hijos; Esto es la «cronofobia». Un trastorno ligado al paso del tiempo.”