11 October 2022  /  María Arévalo

Seguro que en algún momento has escuchado a alguien, o incluso a ti mismo decir que no quieres crecer, que ojalá se pudiera volver a la infancia, a esos buenos momentos en los que no había problemas y todo era diversión…

Pues bien, más allá del cuento de Peter Pan, parece que existen hombres que siguen siendo niños a pesar de su edad, y mujeres que actúan como madres, a pesar de ser esposas. Todo comienza en 1983, cuando el psicólogo Dan Kiley publicó un libro titulado “El síndrome de Peter Pan: los hombres que nunca crecieron”, en el que se pone manifiesto que existe un perfil psicológico cada vez más habitual en la sociedad, que se caracteriza por NO querer asumir responsabilidades propias de la edad. No es una patología ni una enfermedad psicológica, pero sí una realidad cada vez más común, por eso hoy hablaremos del Síndrome de Peter Pan y del Síndrome de Wendy porque donde hay un Peter Pan hay una Wendy.

 

Lo que se conoce por <<Un Peter Pan>> es una persona, hombre o mujer *(generalmente se le adjudica al género masculino, pero también puede ser padecido por mujeres, aunque si bien es cierto en menor número de casos), que quiere ser siempre niño, que se niega rotundamente a ser adulto, a madurar y a asumir responsabilidades. Debido a esta forma de pensar se convierten en:

  • Personas irresponsables, inmaduras.
  • Su autoestima es baja.
  • Se frustran continuamente al no conseguir lo que quieren. <<Lo quiero todo y lo quiero ya>>.
  • Buscan el placer inmediato y eso hace que se desdibuje su futuro.
  • Se presentan como sujetos alegres, con ganas de diversión. 
  • Se ilusionan mucho con las cosas, pero luego son incapaces de mantenerlas.
  • Son dependientes e inseguros.
  • Suelen tener relaciones muy intensas, pero poco estables.
  • Evitan el compromiso porque les quitaría libertad, por ello cambian de parejas de manera frecuente.
  • No asumen las consecuencias de sus actos.

En el fondo, su personalidad se queda estancada en la adolescencia (una etapa idealizada), por eso se le llama el “eterno adolescente”: las personas con Síndrome de Peter Pan desean seguir “jugando” toda la vida. Sin embargo, las personas con este Síndrome tienen un miedo atroz a la soledad, por lo que buscan parejas que los cuiden y los atiendan y que se encarguen de gestionar todo aquello que ellos no quieren hacer. Aquí es donde entra Wendy.

<<El Síndrome de Wendy>> se basa en el sufrimiento y lo padecen las personas que se preocupan en exceso por los demás. 

  • Se encargan de cuidar y complacer a su pareja. Sienten la necesidad de cubrir las necesidades de otras personas. Eso hace que se infantilice a la otra persona.
  • Tienden a sobreproteger al otro.
  • Conciben el amor como un acto de sacrificio.
  • Asumen responsabilidades que no le corresponden.
  • Buscan la aprobación y sentirse amadas.
  • Estos comportamientos denotan inseguridad y miedo al rechazo.

 

EL SÍNDROME DE PETER PAN Y WENDY EN LAS RELACIONES DE PAREJA

Muchos Peter Panes se sienten atraídos por mujeres Wendy. Así, Peter busca en Wendy una mamá que se haga cargo de todas las tareas tediosas que él no quiere asumir. Cuando encuentran una Wendy se apoyan en ella. Ya que resulta liberador ir acompañado de alguien que completa esa parte tan molesta del mundo real. Y con quien también pueden divertirse.

Para Wendy, Peter Pan representa una salida a esta temprana madurez, un mundo prohibido de diversión y fantasía. Por su lado, Peter encuentra en Wendy una figura maternal para cuidarle.

CONSECUENCIAS

Hay que tener en cuenta que querer ser siempre un niño genera problemas emocionales como tristeza, depresión, baja autoestima, no saber cuál es nuestro objetivo de vida, etc., por lo que terminas sintiéndote perdido como los niños en el país de nunca jamás.

TRATAMIENTO

Aunque todo lo que se ha explicado anteriormente no corresponde a un trastorno psicológico, si es cierto que la interacción de dos personas con estos patrones desemboca en una relación tóxica, al haber un desequilibrio de roles.

Para ello, es necesario que ambas partes realicen cambios que les permita evolucionar hacia una relación sana.

Peter Pan tiene que aprender a:

  1. Sacar la parte positiva de ser adulto: Tener libertad de elección (cuando somos niños deciden por nosotros).
  2. Sacar la parte positiva del compromiso.
  3. Aprender a responsabilizarse de las consecuencias de sus actos y del día a día.
  4. Preocuparse por los demás.

Wendy tiene que aprender que:

  1. El amor no es sufrimiento ni sacrificio.
  2. Hay otras formas de enriquecer una relación de pareja (no solo sobreprotegiendo y cuidando).
  3. Establecer normas y límites.
  4. Asumir que no siempre son culpables de todo lo que ocurre en la relación. No tienen que justificarse emocionalmente.
  5. Entender que su comportamiento refuerza y, por lo tanto, mantiene la inmadurez y la irresponsabilidad del otro. NO INFANTILIZAR AL OTRO
  6. Entender que no es tan imprescindible para los demás.
  7. CENTRARSE EN SUS NECESIDADES.

Conclusión: Cuando se establecen relaciones de desequilibrio, la pareja debe dejar el “juego”, de manera que Peter Pan deberá crecer y Wendy deberá dejar que Peter Pan crezca.