23 September 2024  /  María Arévalo

¿A quién le gusta dejar atrás su periodo de vacaciones, la  tranquilidad, el disfrute y el descanso asociado a las mismas? Imagino que, a nadie, por eso, hoy vamos a centrarnos en un concepto muy utilizado  socialmente: << Síndrome postvacacional o depresión postvacacional>>.  (Aunque después veremos otras circunstancias en las que se puede dar el  síndrome postvacacional). 

Quizás la palabra Síndrome suene “fuerte”. Sin embargo, tendemos a  utilizar este término con frecuencia, sobre todo en el mes de Septiembre (al  terminar las vacaciones y tener que retomar la rutina). El error en el que se cae es que la sociedad tiende a patologizarlo todo y a ponerle etiquetas a todo, pero  para vuestra tranquilidad lo que algunas personas sufren al volver de las  vacaciones no es ninguna enfermedad, simplemente un proceso adaptativo que aparece cuando la persona no se ve capaz de responder a las demandas  del día a día (trabajo, casa, familia, estudios, etc.) tras un periodo de descanso.  

En la manifestación del síndrome postvacacional también influye la  percepción que se tiene sobre el trabajo. Si el trabajo se percibe como una  actividad negativa, obligada y sacrificada, hay una alta probabilidad de que se  experimente este síndrome (en este aspecto también influye las condiciones  laborales que se tengan: horarios (nocturno), desempeñar una actividad laboral  agradable, relaciones con los compañeros, exigencia del puesto, etc.); mientras  que, si el trabajo se percibe como algo creativo y motivador, el estrés  postvacacional prácticamente no existe o se reduce. 

Esto no solo les ocurre a los trabajadores, también a los estudiantes, los  cuales han tenido un periodo de descanso más extenso de lo normal y ahora  tienen que adaptarse a un ritmo de vida muy diferente al que han vivido durante  el verano. 

No es nada extraño, al contrario, es algo común, ya que según los datos  son muchas las personas que experimentan este síndrome al volver de las  vacaciones; y también es necesario porque permite a la persona desplegar la energía necesaria para poder hacer frente a las demandas del entorno. 

“Ningún hombre necesita tanto unas vacaciones como la persona que acaba de  tomarse unas.”

-Elbert Hubbard- 

¿CUÁNDO PUEDE APARECER ESTE ESTADO? 

Después de unas vacaciones largas. 

Después de unas vacaciones en las que no se ha descansado ni  desconectado, o por el contrario, unas vacaciones en las que se ha  desconectado muchísimo. 

Cuando la persona tiene una visión negativa del trabajo (o de su vida), ya  sea porque no le gusta, o porque lo percibe como una obligación o porque se  siente estancada. Lógicamente, estos aspectos ya existían antes de las  vacaciones, pero vuelven a generar malestar cuando la persona entra en  contacto, nuevamente, con su realidad. 

¿CÓMO SE MANIFIESTA? 

Los síntomas son parecidos a los del estrés o la ansiedad. Pueden variar  en intensidad según la persona, el entorno, las circunstancias y las  responsabilidades de cada uno, pero lo normal es que duren entre 1 o 2  semanas. Los síntomas son: 

  • Cansancio, sensación de falta de energía, dolor de cabeza. Estado de ánimo bajo, decaimiento o aparición del enfado y  contestaciones algo agresivas. 
  • Problemas de sueño, que se traducen en estar cansado y con sueño  durante el día. 
  • Dificultad para concentrarse y disminución del rendimiento. Dificultad para resolver problemas y tomar decisiones (la persona vive  agobiada y no ve las cosas con claridad, lo cual hace que se agobie  todavía más) 
  • Percepción de no ser capaz de enfrentarse al día a día (El día a día se  hace un mundo). 
  • Irritabilidad. 

¿CÓMO COMBATIRLO? 

Primero, entender y normalizar que la vuelta a la rutina va a costar un poco  de trabajo, por lo tanto: No hay que alarmarse.

Si los primeros días observas que tu rendimiento no es igual al que tenías  justo antes de las vacaciones, no te agobies, entiende que es normal tras un  periodo de descanso. Tu mente y tu cuerpo están relajados y poco a poco  hay que ir estimulándolos.  

No llevarse trabajo a casa. 

Reservar la energía conseguida durante las vacaciones e ir dosificándola  para no agotarnos. 

Aquellas personas que no han utilizado las vacaciones para descansar deben  buscar sus momentos de descanso y realizar actividades que les resultan  placenteras. 

Hábitos (la importancia de que existan hábitos). 

Niños

 

Este desajuste no solo lo viven los adultos, también los niños, pudiendo  mostrar resistencia ante la vuelta al cole. Por eso, es importante contagiar a  los niños de entusiasmo, seguridad e ilusión en su vuelta al colegio:  hablándoles de los amigos con los que se reencontrarán y a los nuevos niños  que conocerán; también se reencontrará con su maestra/o o conocerán a una  nueva/o; todas las cosas nuevas que vivirá en este curso, las actividades  extraescolares, etc. La información da seguridad, de manera que todo lo que  el niño conozca antes de empezar reducirá su estrés ante lo nuevo y los  posibles cambios al saber lo que se va a encontrar. 

Aquellas personas que se enfrenten a cambios (en el colegio cambio de ciclo,  cambio del colegio al instituto, cambios en el trabajo, etc.) van a experimentar  esta sensación con más intensidad. 

Aunque al principio hemos dicho, que es normal sufrir cierto desajuste al  retomar la rutina y las responsabilidades asociadas a la misma, hay que tener en  cuenta que este desajuste es temporal, de manera que conforme vayan  pasando los días y la persona vea que es capaz de responder a las demandas,  los síntomas irán desapareciendo. Si se mantuviera en el tiempo, se debería  consultar a un profesional.

El programa lo hemos dedicado al Síndrome postvacacional, pero también  podemos encontrarnos con aquellas personas a las que no les gusta mucho el  verano y experimentan un estado de apatía debido a la falta de ocupación  ocasionada por el calor. Estas personas (a diferencia de las anteriores) están  deseando que vuelva septiembre para retomar la rutina. 

Lo que está claro es que, para todos (tanto lo que tienen síndrome postvacacional como los que tienen apatía por la desocupación en verano),  la clave es la vuelta a la rutina, porque implica orden, hábitos, responsabilidad, y  eso es un aspecto clave para salir de ese estado y para la estabilidad de  cualquier persona.